Por Neale Donald Walsch
La Vieja Historia Cultural: La Muerte es una Tragedia
Hice una afirmación bastante atrevida en un escrito anterior acerca de las miles de personas que perdieron la vida recientemente en Japón. Dije que todos los que murieron lo hicieron porque “a un nivel que no es el nivel consciente, ellos eligieron hacerlo”.
Sé que eso es difícil de creer, dada la Vieja Historia Cultural que la humanidad ha creído y según la cual ha vivido por miles de años, y que la mayoría de la gente todavía considera que es verdad hoy en día.
Nuestra Vieja Historia cuenta que, salvo en raras ocasiones, los seres humanos nunca eligen morir, sino todo lo contrario, están en una lucha constante, a veces contra obstáculos aplastantes, para sobrevivir.
La vida física, según nuestra Vieja Historia, es el valor más alto, y por lo tanto, comprensiblemente, nos aferramos a ella tenazmente. Y va más lejos que eso. La Vieja Historia dice que tenemos que aferrarnos a ella tenazmente. Los seres humanos, dice la Vieja Historia, deben hacer todo lo posible para seguir con vida, pase lo que pase. Es en contra de la Voluntad de Dios no hacerlo, declara la Vieja Historia, y por lo tanto a los seres humanos no se les debe permitir morir por su propia elección.
Tan arraigada está esta Vieja Historia en nuestros sistemas sociales que incluso se ha hecho parte del derecho civil. A médicos compasivos, cuidadores, y cónyuges, se los está arrojando en la cárcel por ayudar a otros a para poner fin a sus vidas. No importa cuánto dolor tenga una persona, no importa lo incesante de su sufrimiento, Dios dice que no se les permite morir hasta que DIOS LO DIGA.
He estado en hogares donde personas han rezado fervorosamente a Dios para que se lleve a sus seres queridos. “Por favor Dios”, oí decir a una esposa acerca de su marido, muy cerca de la muerte, pero retorciéndose de dolor durante días, “por favor, libéralo, llévatelo, déjalo ir a casa contigo, él está sufriendo tanto, querido Señor.” Y entonces ella lloraba.
Tanto se ha convertido en parte de nuestro sistema de creencias esta Vieja Historia, que las compañías aseguradoras no pagan beneficios a los supervivientes de una persona que haya cometido suicidio. Al menos, no si una persona lo hace muy rápido. Si una persona se suicida lentamente – fumando, por ejemplo, y muriendo de cáncer de pulmón – el seguro paga. Pero si una persona se suicida en minutos en lugar de años, el pago es denegado. Así que no es una cuestión de si una persona ocasionó su propia muerte, es una cuestión de cuánto tiempo se llevó en hacerlo. Matarse rápido es inadmisible. Matarse lentamente es aceptable.
La Vieja Historia también dice que debemos llorar a los muertos, no sólo por nuestra pérdida, sino por la de ellos. Porque ellos han perdido algo de gran valor, dice la Vieja Historia. También tenemos una idea de que de algún modo algún conflicto le espera a la persona al otro lado de la muerte... y por eso oramos a Dios para que puedan Descansar en Paz.
Decimos que no sabemos con certeza lo que sucede después de la muerte, pero nuestra Vieja Historia nos dice que, o bien vamos al cielo o nos vamos directo al infierno, dependiendo del tipo de persona que hayamos sido y el tipo de vida que hayamos vivido.
En resumen, la Vieja Historia dice que la gente muere contra su voluntad; que es algo que no quieren hacer, pero que tienen que hacer. Y por lo tanto, es un acontecimiento trágico. Ciertamente, la muerte de tantos en Japón tras el terremoto y tsunami se ve como una gran tragedia humana, y no es mi intención ni deseo tomarlo a la ligera, ni que se vea así. Sin embargo... hay otra forma de considerar este evento en nuestra realidad...
La Nueva Historia Cultural: La Muerte es una Experiencia Gozosa
La Nueva Historia Cultural que se nos ofrece en Conversaciones con Dios nos dice que la muerte no existe. No, por lo menos, como nosotros la definimos. No es el final de la vida, porque la vida nunca se termina, dice la Nueva Historia, sino que sigue por siempre y para siempre, y aún más para siempre. Por lo tanto, la fecha en que una persona “muere”, en la Nueva Historia se la conoce como el Día de la Continuación de esa persona.
Es más, la Nueva Historia nos dice que el evento que los humanos llamamos muerte es una experiencia extática, marcada por un gran despertar a lo que es Realmente, una alegre reunión con cada ser querido que hayamos conocido (en esta vida o cualquier otra), y una feliz fusión con lo Divino.
Por último, las afirmaciones de la Nueva Historia que bien podrían producir el mayor choque cultural son sus anuncios de que la muerte nunca es y nunca puede ser impuesta a nadie, sino que siempre es elegida – y, lo que es aún más sorprendente, la muerte no es definitiva.
Todo esto es cierto, dice la Nueva Historia, debido a Quienes Somos. Cada alma es una individuación de la Divinidad, dice la Historia, y como tales, nada le puede pasar AL Alma, sino que todo pasa A TRAVÉS del Alma. Esto incluye la muerte. Por lo tanto ningún Alma muere nunca de ninguna manera, ni en ningún momento, que no sea de su propia elección. Tampoco le sucede nada a Lo Divino que sea en contra de la Voluntad de lo Divino. Ya que lo Divino es Todopoderoso y Omnipresente en Todas Partes y en Todo, un evento que ocurra en contra de su voluntad es, por definición, funcionalmente imposible.
La muerte es una experiencia sagrada, llena de verdad y de gracia, cuando Lo Que Es se conoce totalmente y no es simplemente imaginado; cuando todo dolor y sufrimiento de cualquier tipo, físico o emocional, se disuelve; cuando el miedo y la incertidumbre y la infelicidad se evaporan; y cuando la suave y gentil conciencia de la presencia eterna de Dios y la dulzura del amor incondicional de Dios se vierte en la Esencia de Nuestro Ser, revelando allí que es, y que siempre ha sido, nuestra Esencia misma.
Reconciliando las Historias: Por qué la Gente Elige Morir
Si se va a creer la Nueva Historia Cultural, muchas preguntas deberán ser contestadas. Muchas de ellas tendrán que ver con la Intención del Alma, si es que en efecto está eligiendo marcharse de esta vida física por su propia voluntad.
Como dije en la parte anterior de esta serie, muchas personas en duelo me dicen: “¿Quieres decir que mi esposa (esposo, madre, padre, hijo, etc.) en realidad eligió dejarme? ¿Qué me estás diciendo? ¿Qué me dice eso acerca de lo felices que eran conmigo?”
Si no tenemos cuidado, sin darnos cuenta vamos a convertir la Nueva Historia en una ocasión para la cólera. De hecho, todos hemos conocido personas que, incluso estando inmersas en la Vieja Historia Cultural, se han enojado con un ser querido por morir.
Las dos Historias se reconcilian cuando comprendemos plenamente y abrazamos la verdad que nos cuentan las dos historias: que quien muere nunca nos deja realmente, sino que siempre está con nosotros. Con nuestro simple pensamiento sobre ellos, su Esencia vuela a nosotros a la velocidad de la luz, revoloteando a nuestro alrededor, y de hecho, impregnando nuestro cuerpo. Podemos sentirlos con nosotros y dentro de nosotros.
Y aunque mucha gente diga que eso no es tan reconfortante como su mano cálida en la nuestra y su cuerpo para abrazar, encontramos un consuelo diferente, mucho mayor que el físico, en la fusión de la Esencia que duplica lo que ocurre entre nosotros y Dios en el momento de nuestra propia muerte. Puede haber una dicha en esta fusión que iguale la maravilla y la alegría del contacto físico; porque cuando se tocan las Almas, los cuerpos igualmente experimentan el éxtasis. Yo he conocido esto en mi vida cuando he sido tocado por Dios, y en algún momento incluso por pensar en alguien más. Otros lo han conocido también, y han escrito de eso en poemas y canciones.
Aun así, si el Alma de nuestro ser querido tan amado estaba tan feliz con nosotros, ¿por qué, realmente, se marchó? Esa sigue siendo la pregunta apremiante. La respuesta es que no se marchó, sino que elige ahora quedarse con nosotros en una nueva forma, una forma mediante la cual nos puede mostrar más amor, y experimentar más unicidad y felicidad con nosotros, que cualquier otra expresión de vida en lo físico podría haber permitido.
Cuando un Alma parte del cuerpo, lo hace porque ha completado su viaje en esta expresión particular de vida. Ha experimentado lo que vino a experimentar, y ahora está lista para lo que podríamos llamar, en términos terrenales, su recompensa final; su premio mayor; y su mayor experiencia: la oportunidad de amar a sus Amados tan plenamente que, literalmente, se convierte en nosotros en una unión eterna de la Esencia de vida. El Alma de nuestro ser querido que partió se ha hecho una con nosotros, en cuerpo y alma. Y no hay cielo mayor que ése.
Imaginen poder impregnar el cuerpo de su Amado, hacerse Uno a un nivel sub-molecular, incluso mientras las Almas que están en el cielo hacen lo que quieren. Y así será, cuando su ser querido muera, en la Tierra como en el Cielo.
Hay más, mucho más, para decirles sobre esto y sobre muchas cosas. Todo ello, parte de La Nueva Historia Cultural. Todo ello, sorprendente y verdadero. Y todo ello de tal poder que puede cambiar la experiencia de la humanidad de sí misma, y la expresión de vida del mundo, para siempre.
No dejen de volver aquí. Traigan a otros a este lugar. Tengamos una conversación entre todos.
Sean amor, mis amados.
Neale.
© 2010 Fundación ReCreation - http://www.cwg.org. Neale Donald Walsch es un mensajero espiritual contemporáneo cuyas palabras siguen conmoviendo al mundo en maneras profundas. Su serie de libros Conversaciones con Dios ha sido traducida a 27 idiomas, tocando a millones de vidas e inspirando cambios importantes en sus vidas cotidianas.
Hice una afirmación bastante atrevida en un escrito anterior acerca de las miles de personas que perdieron la vida recientemente en Japón. Dije que todos los que murieron lo hicieron porque “a un nivel que no es el nivel consciente, ellos eligieron hacerlo”.
Sé que eso es difícil de creer, dada la Vieja Historia Cultural que la humanidad ha creído y según la cual ha vivido por miles de años, y que la mayoría de la gente todavía considera que es verdad hoy en día.
Nuestra Vieja Historia cuenta que, salvo en raras ocasiones, los seres humanos nunca eligen morir, sino todo lo contrario, están en una lucha constante, a veces contra obstáculos aplastantes, para sobrevivir.
La vida física, según nuestra Vieja Historia, es el valor más alto, y por lo tanto, comprensiblemente, nos aferramos a ella tenazmente. Y va más lejos que eso. La Vieja Historia dice que tenemos que aferrarnos a ella tenazmente. Los seres humanos, dice la Vieja Historia, deben hacer todo lo posible para seguir con vida, pase lo que pase. Es en contra de la Voluntad de Dios no hacerlo, declara la Vieja Historia, y por lo tanto a los seres humanos no se les debe permitir morir por su propia elección.
Tan arraigada está esta Vieja Historia en nuestros sistemas sociales que incluso se ha hecho parte del derecho civil. A médicos compasivos, cuidadores, y cónyuges, se los está arrojando en la cárcel por ayudar a otros a para poner fin a sus vidas. No importa cuánto dolor tenga una persona, no importa lo incesante de su sufrimiento, Dios dice que no se les permite morir hasta que DIOS LO DIGA.
He estado en hogares donde personas han rezado fervorosamente a Dios para que se lleve a sus seres queridos. “Por favor Dios”, oí decir a una esposa acerca de su marido, muy cerca de la muerte, pero retorciéndose de dolor durante días, “por favor, libéralo, llévatelo, déjalo ir a casa contigo, él está sufriendo tanto, querido Señor.” Y entonces ella lloraba.
Tanto se ha convertido en parte de nuestro sistema de creencias esta Vieja Historia, que las compañías aseguradoras no pagan beneficios a los supervivientes de una persona que haya cometido suicidio. Al menos, no si una persona lo hace muy rápido. Si una persona se suicida lentamente – fumando, por ejemplo, y muriendo de cáncer de pulmón – el seguro paga. Pero si una persona se suicida en minutos en lugar de años, el pago es denegado. Así que no es una cuestión de si una persona ocasionó su propia muerte, es una cuestión de cuánto tiempo se llevó en hacerlo. Matarse rápido es inadmisible. Matarse lentamente es aceptable.
La Vieja Historia también dice que debemos llorar a los muertos, no sólo por nuestra pérdida, sino por la de ellos. Porque ellos han perdido algo de gran valor, dice la Vieja Historia. También tenemos una idea de que de algún modo algún conflicto le espera a la persona al otro lado de la muerte... y por eso oramos a Dios para que puedan Descansar en Paz.
Decimos que no sabemos con certeza lo que sucede después de la muerte, pero nuestra Vieja Historia nos dice que, o bien vamos al cielo o nos vamos directo al infierno, dependiendo del tipo de persona que hayamos sido y el tipo de vida que hayamos vivido.
En resumen, la Vieja Historia dice que la gente muere contra su voluntad; que es algo que no quieren hacer, pero que tienen que hacer. Y por lo tanto, es un acontecimiento trágico. Ciertamente, la muerte de tantos en Japón tras el terremoto y tsunami se ve como una gran tragedia humana, y no es mi intención ni deseo tomarlo a la ligera, ni que se vea así. Sin embargo... hay otra forma de considerar este evento en nuestra realidad...
La Nueva Historia Cultural: La Muerte es una Experiencia Gozosa
La Nueva Historia Cultural que se nos ofrece en Conversaciones con Dios nos dice que la muerte no existe. No, por lo menos, como nosotros la definimos. No es el final de la vida, porque la vida nunca se termina, dice la Nueva Historia, sino que sigue por siempre y para siempre, y aún más para siempre. Por lo tanto, la fecha en que una persona “muere”, en la Nueva Historia se la conoce como el Día de la Continuación de esa persona.
Es más, la Nueva Historia nos dice que el evento que los humanos llamamos muerte es una experiencia extática, marcada por un gran despertar a lo que es Realmente, una alegre reunión con cada ser querido que hayamos conocido (en esta vida o cualquier otra), y una feliz fusión con lo Divino.
Por último, las afirmaciones de la Nueva Historia que bien podrían producir el mayor choque cultural son sus anuncios de que la muerte nunca es y nunca puede ser impuesta a nadie, sino que siempre es elegida – y, lo que es aún más sorprendente, la muerte no es definitiva.
Todo esto es cierto, dice la Nueva Historia, debido a Quienes Somos. Cada alma es una individuación de la Divinidad, dice la Historia, y como tales, nada le puede pasar AL Alma, sino que todo pasa A TRAVÉS del Alma. Esto incluye la muerte. Por lo tanto ningún Alma muere nunca de ninguna manera, ni en ningún momento, que no sea de su propia elección. Tampoco le sucede nada a Lo Divino que sea en contra de la Voluntad de lo Divino. Ya que lo Divino es Todopoderoso y Omnipresente en Todas Partes y en Todo, un evento que ocurra en contra de su voluntad es, por definición, funcionalmente imposible.
La muerte es una experiencia sagrada, llena de verdad y de gracia, cuando Lo Que Es se conoce totalmente y no es simplemente imaginado; cuando todo dolor y sufrimiento de cualquier tipo, físico o emocional, se disuelve; cuando el miedo y la incertidumbre y la infelicidad se evaporan; y cuando la suave y gentil conciencia de la presencia eterna de Dios y la dulzura del amor incondicional de Dios se vierte en la Esencia de Nuestro Ser, revelando allí que es, y que siempre ha sido, nuestra Esencia misma.
Reconciliando las Historias: Por qué la Gente Elige Morir
Si se va a creer la Nueva Historia Cultural, muchas preguntas deberán ser contestadas. Muchas de ellas tendrán que ver con la Intención del Alma, si es que en efecto está eligiendo marcharse de esta vida física por su propia voluntad.
Como dije en la parte anterior de esta serie, muchas personas en duelo me dicen: “¿Quieres decir que mi esposa (esposo, madre, padre, hijo, etc.) en realidad eligió dejarme? ¿Qué me estás diciendo? ¿Qué me dice eso acerca de lo felices que eran conmigo?”
Si no tenemos cuidado, sin darnos cuenta vamos a convertir la Nueva Historia en una ocasión para la cólera. De hecho, todos hemos conocido personas que, incluso estando inmersas en la Vieja Historia Cultural, se han enojado con un ser querido por morir.
Las dos Historias se reconcilian cuando comprendemos plenamente y abrazamos la verdad que nos cuentan las dos historias: que quien muere nunca nos deja realmente, sino que siempre está con nosotros. Con nuestro simple pensamiento sobre ellos, su Esencia vuela a nosotros a la velocidad de la luz, revoloteando a nuestro alrededor, y de hecho, impregnando nuestro cuerpo. Podemos sentirlos con nosotros y dentro de nosotros.
Y aunque mucha gente diga que eso no es tan reconfortante como su mano cálida en la nuestra y su cuerpo para abrazar, encontramos un consuelo diferente, mucho mayor que el físico, en la fusión de la Esencia que duplica lo que ocurre entre nosotros y Dios en el momento de nuestra propia muerte. Puede haber una dicha en esta fusión que iguale la maravilla y la alegría del contacto físico; porque cuando se tocan las Almas, los cuerpos igualmente experimentan el éxtasis. Yo he conocido esto en mi vida cuando he sido tocado por Dios, y en algún momento incluso por pensar en alguien más. Otros lo han conocido también, y han escrito de eso en poemas y canciones.
Aun así, si el Alma de nuestro ser querido tan amado estaba tan feliz con nosotros, ¿por qué, realmente, se marchó? Esa sigue siendo la pregunta apremiante. La respuesta es que no se marchó, sino que elige ahora quedarse con nosotros en una nueva forma, una forma mediante la cual nos puede mostrar más amor, y experimentar más unicidad y felicidad con nosotros, que cualquier otra expresión de vida en lo físico podría haber permitido.
Cuando un Alma parte del cuerpo, lo hace porque ha completado su viaje en esta expresión particular de vida. Ha experimentado lo que vino a experimentar, y ahora está lista para lo que podríamos llamar, en términos terrenales, su recompensa final; su premio mayor; y su mayor experiencia: la oportunidad de amar a sus Amados tan plenamente que, literalmente, se convierte en nosotros en una unión eterna de la Esencia de vida. El Alma de nuestro ser querido que partió se ha hecho una con nosotros, en cuerpo y alma. Y no hay cielo mayor que ése.
Imaginen poder impregnar el cuerpo de su Amado, hacerse Uno a un nivel sub-molecular, incluso mientras las Almas que están en el cielo hacen lo que quieren. Y así será, cuando su ser querido muera, en la Tierra como en el Cielo.
Hay más, mucho más, para decirles sobre esto y sobre muchas cosas. Todo ello, parte de La Nueva Historia Cultural. Todo ello, sorprendente y verdadero. Y todo ello de tal poder que puede cambiar la experiencia de la humanidad de sí misma, y la expresión de vida del mundo, para siempre.
No dejen de volver aquí. Traigan a otros a este lugar. Tengamos una conversación entre todos.
Sean amor, mis amados.
Neale.
© 2010 Fundación ReCreation - http://www.cwg.org. Neale Donald Walsch es un mensajero espiritual contemporáneo cuyas palabras siguen conmoviendo al mundo en maneras profundas. Su serie de libros Conversaciones con Dios ha sido traducida a 27 idiomas, tocando a millones de vidas e inspirando cambios importantes en sus vidas cotidianas.
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